domingo, 15 de septiembre de 2013

La resaca de la 'ekintza'

El agujero de bala recuerda el asesinato de Jesús Ulayar en la
puerta de su casa, en compañía de su hijo Salva, de 13 años.
En la fachada de la casa Txartxenekoa, ubicada en el número 4 de la calle Maiza de Etxarri-Aranatz, todavía luce el agujero provocado por el impacto de una de las balas que mató a Jesús Ulayar Liciaga en enero de 1979. Cada vez que regresan a este lugar, los hermanos Jesús, José Ignacio, Mari Nieves y Salvador –hijos de aquella víctima de la barbarie más extrema– fijan su mirada de forma disimulada en ese orificio de apenas un centímetro de diámetro, en el que se cuela una historia cargada de infamia, dolor y desconsuelo.
En enero de 2004, alrededor de 2.000 personas participaron en un acto de dos sentidos: el primero, de repulsa contra este salvajismo que ha rasgado de arriba abajo la vida de casi un millar de personas; el segundo, de apoyo a una familia que condensa de la forma más cruel el sufrimiento al que se ha tenido que ver sometida la sociedad española en las últimas décadas. Las manos blancas, símbolo de la paz y la libertad anheladas, quedaron plasmadas en la fachada de este hogar (para conocer en profundidad esta historia, es recomendable acudir a Regreso a Etxarri-Aranatz, libro escrito por Javier Marrodán que reconozco que no he sido capaz de terminar por su crudeza). Pero no hizo falta mucho tiempo para que nuevas pintadas independentistas desdibujaran aquel mural. 
Salva y Jesús Ulayar, tras plasmar ayer sus manos en la
fachada de la casa Txartxenekoa.
Los Ulayar se resignaron y durante nueve años la fachada permaneció sin cambios. Hasta que la semana pasada apareció un nuevo graffiti: “Gora ETA(m)”. La gota que colmó el vaso. Rafael Doria, de la plataforma navarra ¡Libertad Ya!, llamó a Salva Ulayar y ambos improvisaron una nueva ekintza [acción, en euskera]. Y ayer, 14 de septiembre, una decena de personas repintaron la fachada de azul cielo y manos blancas. Natxo Gutiérrez, periodista de Diario de Navarra, resumió en dos líneas el significado del acto: “Las huellas de la dignidad quedaron grabadas sobre la última afrenta a la familia Ulayar en su casa de Etxarri-Aranatz”. 
El ambiente festivo salpicó a los participantes de esta incursión. Todos sabían que aquella pared volvería a ser mancillada en cuestión de días, semanas quizá, pero los hermanos Ulayar demostraron con ese acto un “no me resigno” que Salva describió en una columna reciente.
Y hoy, un día después de la ekintza, la fachada seguía impoluta. Basta dar una vuelta a la manzana para toparse con numerosas pintadas a favor de ETA y sus secuaces, pero la casa Txartxenekoa todavía sigue inmaculada. Y, por supuesto, el agujero de bala.

Todas las fotos posteriores fueron tomadas el 15 de septiembre, a las 15.00.

Aspecto de la fachada de la casa Ulayar hoy, 15 de septiembre. Al fondo, en una pintada, se puede leer:
"Epaiken Aurrean Gazteria Aurrera".

A la vuelta de la esquina, una mujer pasea a un bebé mientras observa un graffiti en el que se puede leer: "Gora ETA!".
Unos metros más adelante: "Bautista askatu".

En otra calle colindante: "ETA bai, Bildu ez".

Otras pintadas a favor de ETA y contra la tortura.

"Bautista askatu orain!"

Pintada contra la Guardia Civil.

Y hasta en inglés: "ETA forever".